martes, 11 de marzo de 2014

CONCIERTO-VERMUT EN EL BAR LIPS



Por las suaves laderas, las montañas del Guinardó discernian ya unos tenues rayos de sol. La calle, húmeda, reflejaba breves dibujos de cristal mojado. La ciudad despertaba a un domingo de otoño, calmado, fresco y contemporáneo.

El Comodoro Eolo, amanecía al vaivén de su filibote, anclado en aguas cálidas y extrañas. Sentado en cubierta, devoraba su copiosa ración de patatas bravas mientras oteaba el horizonte con mirada perdida. Desplegadas sus velas al dios del viento, avanzó rumba a la costa. Las notas de su viejo saxofón, guiaban la nave hacia su destino.

En el poblado rebelde, los coyotes aullaban en la lejanía. El sonido de los tambores hipnóticos marcaban el ritmo arrítmico del Albacea Acrónico, que bailaba en danza ritual alrededor del fuego sagrado. Con su cántico invoca a su Señor Vocifer, el alma de los tres tenores y tensando las cuerdas de su Bassculo acústicosintrastes inicia el camino.


En la cúpula de neón, se condensan vapores de brillantes colores. Recostado sobre sus papeles, aún duerme el Doctor Luz. Las campanas de bronce repican en su cabeza, el alboroto del mercado se cuela por los estrechos ventanales provocándole un débil bostezo, pero nada logra despertarlo. Solo un hilillo de fuego logra atravesar los gruesos cortinajes que cubren las cristaleras laterales, incidiendo directamente sobre una de las botellas vacías de absentha que pueblan la mesa. Como una delgada cuchilla, el reflejo se acerca, susurrante, a la inmensa nariz del durmiente doctor. Un grito de dolor, acompañado de un salto hacía atrás, la mesa vuela por los aires, papiros, tubos de ensayo y demás elementos psicodélicos se esparcen con gran alboroto por la habitación.

Una vieja taberna, conocida en el lugar con el nombre de Lips, se yergue en el lindero de un espeso bosque en las lejanas montañas del Guinardó. Miquel de Sinope, el posadero, recoge los restos de la última sena con desdén. Miles de botellas pueblan las paredes del local, viejos instrumentos musicales, máquinas mágicas y susurrantes tapices le dan un aire bohemio y rococó.

La puerta se abre lentamente, el tabernero observa vigilante. Una alta y melenuda figura se desdibuja en los albores de la entrada. Vestido con pieles de lobo y otras alimañas entra el Albacea Acrónico. Arrítmicamente, golpea el suelo con su Bassculo, creando un ambiente de confusión, el de Sinope se queda tieso, como una estatua de sal.

-Una cerveza amiguito!! – Grita al fin el recién llegado.

La cerveza le es servida inmediatamente, e inmediatamente es consumida por el sediento caminante.

-Otra cerveza amiguito!!

Así andaban las cosas cuando una sola nota desafinada se empezó a escuchar en el ambiente. Un tremendo viento se giró de repente. Los ventanucos empezaron a crujir, las paredes a temblar, la puerta se abrió de repente, arrastrando una invasión de cientos de hojas secas hacia el interior de la taberna. El posadero se puso las manos en la cabeza con aire de desesperación. El Comodoro Eolo apareció con una sonrisa de culpabilidad en los labios.

-Perdón por el desorden, a veces no me controlo.

El sol ya estaba en lo más alto, una inmensa claridad se colaba sin vergüenza por debajo de la puerta, la temperatura subía demasiado rápido, el sudor empapaba los cuerpos, las cervezas empezaron a hervir, el posadero estaba desesperado, intentando tapar los barriles que burbujeaban espuma caliente. Una voz suplicaba desde el exterior.

-Que alguien me ayude a abrir la puerta, que se a quedado soldada!!

El Comodoro se puso su instrumento en los labios, y con un débil soplo, lanzó una ráfaga de aire hacía la puerta y la arrancó de cuajo.

-Gracias queridos, es que hoy ando un poquito caliente.

El de Sinope no sabía a quien matar primero.

-Tres cervezas posadero!!

Se calmó, hoy haría negocio, pensó. Se acercó a ellos con las tres jarras de cerveza tíbia y les propuso un pacto.

-Bien, fenómenos.-Les dijo mirándolos a la cara de uno en uno.- Después de destrozarme el tabernáculo, ¿Cómo pensáis pagar los desperfectos?

Los tres amigos siguieron bebiendo cerveza. Se miraron de reojo, con complicidad, como si una idea común les hubiera venido de golpe a la cabeza.

-Podemos hacer un concierto, si quieres.

Al tabernero no le pareció mala idea. Así que se empezaron a poner manos a la obra.

La taberna se empezó a llenar de comensales, Vinieron brujos y brujas de los poblados rebeldes de las montañas; sirenas y dragones del profundo mar y de las marismas, sopladores de gaitas y de pitos de los países del viento; gigantes y cabezudos de los suburbios urbanos; los tamborileros del país de nunca jamás y los magos y princesas que habitan en las cúpulas de cristal.

El espectáculo podía comenzar.

La lira rumbera empezó a sonar, el bassculo acrónico marca los ritmos hipnóticos y los aromas eólicos inundan la estancia, la Secta Solar vuelve a rumbear!!

-Ailerelelerelera!!

Corrían las pócimas y elixires con hielo por doquier. El posadero era feliz, cánticos coros y gritos apoyaban a los tres tenores en una orgía sónica de espiral frenético.

La princesa Maremagnum se animó a cantar con la secta, los tamborileros descomponían los ritmos en un batiburrillo de confusiones etílicas; gigantes y cabezudos bailaban descompasados al son de infantiles melodías y las leyes físicas del sonido se comprimían en extrañas amalgamas litúrgicas.

Un tema nuevo, estreno mundial.

-S´ens posa dura amb la Cospedal!!

Los dioses caen de sus pedestales, los vapores lisérgicos inundan el tabernáculo, tiemblan los viejos muros. Gallos, gallinas y otros seres esotéricos se unen al Comodoro en una última ráfaga de notas inconexas. El techumbre sale volando, dejando el local a al descubierto.

Una manada de patos-anaconda, entran volando en cascada por la obertura, creando un halo de locura masificada, se mezclan entre el público en un baile apocalíptico, se comen los chocos y el jamón y desfilan por encima de la barra al ritmo del can-can.

Al fin, las paredes se desmoronan, una inmensa nube de polvo lo enmascara todo; es el momento de escapar.

Como en mágica procesión, desfilan los participantes del festival Solar, buscando un nuevo hemiciclo donde su farsa representar.



-Jordi-